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porque el Señor al que ama, disciplina,
y azota a todo el que recibe por hijo.»

Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, no hijos.

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